lunes, 10 de abril de 2017

CALLES Y PASIÓN

El Otero

Calles y Pasión

Sobre la vulnerabilidad de las personas ante avatares inesperados

10.04.2017
Calles y Pasión
Fiel a mi costumbre de recortar noticias que me llaman la atención y desempolvarlas pasado cierto tiempo, rescato una que me viene a la memoria quizá por las fechas que afrontamos. Es de noviembre de 2016. Un titular de LA NUEVA ESPAÑA: "La calle te carcome". Una noticia que ponía nombre y apellidos a algunas de esas personas que la vida orilla y condena a la invisibilidad. Una de esas ochocientas personas que, cada año, acuden al albergue Cano Mata en busca de un poco de calor. De un poco de dignidad. Una de ellas es Marta Vigil, madrileña de 48 años que, tras una serie de carambolas, acabó sin techo. Y así narraba su testimonio: "Nunca piensas que vas a acabar en la calle, con el cielo sobre tu cabeza, unos cartones y tú. Cuando menos te lo esperas la vida te da un giro en menos de 24 horas. La calle te carcome, poco a poco y sin que te des cuenta". Qué poco conscientes somos de los vulnerables que, en un momento dado, podemos llegar a ser? Sólo hacen falta una serie de peripecias no planeadas para que la vida se nos ponga patas arriba. Y aunque no llegue a esos extremos, quizá sólo un pequeño zarandeo serviría para ver las orejas al lobo y sentir en la propia piel las dificultades por las que viven muchos convecinos nuestros. Tal vez, sólo así, seríamos capaces de calzarnos sus zapatos aun por unas horas.

Abrimos la Semana Santa. Nuestras calles se van a llenar un año más del fervoroso colorido de los nazarenos. Arte. Devoción. Tradición. Pasión.

Mirar a Jesús en su Borriquilla, al Cristo de la Misericordia, al Nazareno, al Jesús Cautivo o a la Dolorosa y no percibir en ellos esas otras miradas anónimas y silentes que nos interrogan, sería como solazarse contemplando los marcos ignorando los lienzos de los muchos cuadros que atesora nuestro Museo de Bellas Artes.

Conmemoramos la Pasión y muerte de un inocente. Alguien que, creo, dio su vida para legar, en la Pascua, un grito que debería ser, ante todo, de justicia, de solidaridad. Un grito de rebeldía ante un mundo que sigue crucificando a los humildes, a los marginados, a los expulsados de su tierra, a las que sufren violencia en su propio hogar, a los explotados. Un mundo que sigue esperando...

Que no dejemos de hacer santas las 51 semanas restantes.
http://suscriptor.lne.es/suscriptor/oviedo-opinion/2017/04/10/calles-pasion/2087309.html

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