¡Volvemos!
Ante el ascenso a Segunda División del Real Oviedo
03.06.2015
¡Volvemos!
Carlos Fernández Llaneza
Imposible. Es imposible. Abstraerse a esa riada azul de alegría, ilusión y esperanza que ha inundado la ciudad desde el domingo es tarea baldía. Sé que no voy a ser original. Soy consciente de que a estas alturas estará ya todo dicho. Me consta que voy a caer en lugares comunes; da igual. La ocasión lo merece. Demasiados años de sufrimiento, de rabia contenida. Demasiado barro y decepción acumulada en esas bufandas azules que el domingo y el lunes, ¡por fin! resplandecían como nuevas cobrándose su particular revancha con la historia. Demasiadas manos oscuras y oportunistas que, como espectros de pesadillas recurrentes, quisieron truncar el sueño que ahora empieza a hacerse realidad. Sé que no puedo decir que haya sido de los que fueron vagando por esos campos de tercera. Ni me empapé de kilómetros para seguir al equipo en sus enfrentamientos con equipos que no sé ni de dónde eran. No puedo exhibir ningún mérito. Pero sí he visto a mis hijos dedicar horas y horas a pintar enormes "tifos", madrugar, pasar noches en el autobús, encorajarse con las decepciones, pillar algún resfriado que otro en esas tardes gélidas de invierno en el Tartiere, venir cabizbajos porque otra vez... Y eso se contagia, ¡y de qué manera! Ya lo dije en otra ocasión: es difícil interpretar con criterios de raciocinio lógico tanto la sincera alegría con los éxitos como la irracional rabia que siento con los fracasos. Cosas de la condición humana, supongo.
Por tanto, quiero dedicar estas líneas hoy a toda esa afición que nunca dejó solo al Oviedo. Cuando las cosas van bien, es muy fácil sumarse a compartir lo bueno; cuando van mal, ahí es donde se nota quién te quiere y te apoya de verdad.
Un reconocimiento muy especial a todos los Symmachiarii que, entrada reglamentaria en mano, y después de echarse a la espalda cientos de kilómetros, algún incompetente e impresentable privó de acceder al campo dejándolos tirados miserablemente a las puertas de la gloria tantos años anhelada. Les robaron sus sueños e ilusiones. Eso no tiene nombre. O sí. Pero vamos a omitirlo. Espero que alguien asuma responsabilidades. Este grupo de oviedistas de corazón bien podría compartir el lema de los marines norteamericanos: "semper fidelis"; ya lo creo...
Tengo grabado en el recuerdo (y en vídeo) la tarde del 4 de junio de 1988, jornada en la que el Real Oviedo consiguió su último ascenso a Primera. Es un recuerdo, por varias razones, muy emotivo. Esa tarde está más cerca de repetirse. Ver al Oviedo en el lugar que le corresponde es cuestión de poco tiempo. Enhorabuena al Real Oviedo y, sobre todo, enhorabuena a esa afición -ellos sí han sido siempre de primera- que está llevando en volandas al equipo al lugar del que nunca debió salir. Al ver a toda esa gente desbordada de alegría, unida como una piña por su pasión azul, recordé una frase del gran Eduardo Galeano: " El fútbol es la única religión que no tiene ateos".
¡Vamos, vamos Oviedo!
http://suscriptor.lne.es/suscriptor/oviedo-opinion/2015/06/03/volvemos/1766755.html
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