miércoles, 5 de marzo de 2014

MÁS SOBRE LA INDUSTRIA LOCAL

http://www.lne.es/oviedo/2014/03/05/industria-local/1552019.html

El Otero

Más sobre la industria local

De la Fábrica de Loza de San Claudio a la pirotecnia Gan

05.03.2014
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Dado que la sombra de la industria ovetense, como la sombra del ciprés de la novela del gran Delibes, es alargada, creo oportuno agitar un poco el tintero en el que se nos habían quedado no pocos nombres, y rescatarlos de ese cuarto oscuro y silencioso de los recuerdos olvidados. La nómina de los que hemos ido desgranando se ha visto incrementada, sustancialmente, con datos que me han ido llegando de aquí y de allá, lo que me alegra notablemente porque confirma ese sentido y vocación de ventana abierta, de lugar de tertulia de estas líneas; veamos, pues, algunos más:
Empecemos por la actividad industrial extractiva, que haberla, la hubo, y si no que se lo pregunten al Naranco, con actividad minera al menos desde el siglo XVII, explotándose hierro y carbón o rocas industriales como la caliza y la dolomía. Olloniego, también tuvo sus explotaciones mineras de carbón y, en Tudela Veguín se fabrica cemento desde 1898, siendo considerada la primera fábrica de cemento de España.
Y cómo no recordar a la Loza de San Claudio, triste e injustificadamente perdida en junio de 2009, fundada en 1901 por Senén Ceñal sobre las instalaciones de una antigua industria cerámica, creando la que para entonces era una muy moderna fábrica de loza inglesa.
Por Vallobín teníamos a Mantova, también historia, donde fabricaban excelentes gabardinas, bañadores y otras prendas textiles, industria por excelencia del barrio, y que, confirmado por un amigo que tuvo la suerte de bañarse en ella, albergaba una piscina en su azotea.
En cuestiones de productos para la limpieza estábamos surtidos. En la calle de Almacenes Industriales, 22, teníamos la refinería de aceites de oliva y fábrica de jabones de la viuda de Matías Rodríguez, que elaboraba el Jabón Vetusta.
En la Tenderina Baja, Manuel Préstamo San Miguel elaboraba la Lejía Ovetense, como rezaba su eslogan: "Para calidad, la Ovetense y nada más". Ahí queda eso. Lejía Floro, con depósito en Trascorrales, lucía orgullosa en su publicidad la medalla de oro obtenida en la exposición de Milán en 1921. Y un tercero en liza era José Izquierdo con su "suprema lejía El Nido".
Y, claro está, la elaboración de bebidas varias no se iba a quedar atrás. Juan Serrano Álvarez, miembro de una familia de fabricantes de bebidas alcohólicas y de destilerías desde el siglo XIX, comienza en 1959 su negocio de bebidas. Entre sus marcas estaban Anís la Praviana, el refresco Boy, el brandy Conde Duque y la ginebra Mogador. Como copa y café van juntos, no podía faltar un tostadero de café, La Flor de Tibes, sito en General Elorza, tostadero que nada menos que llevaba el nombre del más famoso de La Habana, del mismo propietario. Producía en Oviedo, según ellos, 2.500 kilos de café tostado diarios allá por 1923.
Teníamos también la fábrica de Sifón Higiénico La Espumosa, gaseosa La Canela, y en la calle González Besada, 25, la fábrica de Anís el Aldeano, que se anunciaba como "Insustituible. Superior a todos"; si ellos lo decían...
Como lógico efecto a tanto anís -o no- en la calle de San José radicaba la "Gran fábrica de sommiers El Águila", que digo yo que se complementaría bien con la de colchones -de lana, claro- que había en la calle de Independencia.
En la calle Asturias estaba la fábrica de achicoria La Independiente, que se vanagloriaba de que "exportaba a todas partes".
De poner en el cielo festivo nocturno luz y color, y alegre estruendo a nuestras fiestas se encarga la pirotecnia Gan, fundada en 1920 en la Bolgachina por Manuel Álvarez y continuada durante años por su hijo Luis y en la actualidad por sus nietos Luis y Marcos Álvarez.
Siglos de hacer ciudad sirvieron para ver nacer industrias, crecer, expandirse... y morir. Así se escribe la historia. "La fisionomía de la ciudad no es una cosa estática que una vez establecida haya de considerarse inalterable", así comienza un interesante trabajo firmado en agosto de 1960 por Herminia Rodríguez Balbín y publicado en el boletín XLIII del RIDEA con el título "La industria en Oviedo". Y así es. En estos tiempos que el paro se ha convertido en un nuevo jinete apocalíptico, casi podríamos decir como el replicante de Blade Runner: "Yo he visto cosas que vosotros no creerías... Abrir fábricas en Oviedo, industrias grandes y pequeñas por doquier... Pero todos esos momentos se perderán, como lágrimas en la lluvia...".

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