lunes, 7 de noviembre de 2022

LA FERIA DE NOVIEMBRE

La feria de noviembre Sobre la historia del certamen ganadero de Todos los Santos
07·11·22 No cabe duda de que a los ovetenses nos gusta la fiesta. El calendario festivo local siempre estuvo bien nutrido. Comenzaba el 2 de febrero con la romería de las Naranjas en el entorno de San Pelayo, la fiesta de las Candelas, y concluía en diciembre con los festejos en honor a nuestra patrona, Santa Eulalia de Mérida. No es de extrañar el dicho que nos define como "xente d’Ovieo, tambor y gaita". Entre las fiestas más concurridas se encontraban las ferias de ganado. En Oviedo había tres: La Ascensión, San Mateo y la de Todos los Santos. La de la Ascensión, cerezas en Oviedo y trigo en León, aún perdura, aunque ya no sea en uno de aquellos jueves que brillaban más que el sol. La de San Mateo, polvo en el olvido. Misma suerte corrió la de Todos los Santos a la que hoy vamos a dirigir nuestra mirada. Para ello nos ayudaremos de Fermín Canella que tanto y tan bien contribuyó al conocimiento de Oviedo; historia inabarcable. Pues bien, la Feria de Todos los Santos fue concedida por Fernando IV en 1302 y tenía una duración de 15 días comenzando con la celebración de San Lucas, el 18 de octubre. Tenía carácter de franca o privilegiada "con exención de alcabala, portazgos y otros derechos para los cristianos, moros y judíos que concurrieran; a su celebración se pusieron inconvenientes a fines del siglo XV, pero fue la continuación de la feria amparada por los Reyes Católicos". Como recoge Canella, debió ser por esas fechas cuando se retrasó al 1 de noviembre, hasta 1775 en que por Real Decreto de Fernando VI se dispuso fuese en los días 20 a 28 de octubre "por conveniencia de los ferieros y en relación con otras ferias de Castilla". El lugar donde se celebraba fue cambiando a lo largo del tiempo. Durante muchos años se celebró en las antiguas calles de Mercaderes, lugar de residencia de la comunidad judía, luego llamada la Picota, de la Universidad y finalmente Ramón y Cajal. Otro lugar era el Campo de la Lana, limitado por las tapias de la huerta del antiguo convento de Santa Clara derribadas en 1845 y desde 1869 calle Argüelles. También el Campo San Francisco fue lugar de mercado. Posteriormente se celebró en la Puerta Nueva baja, en la zona actual de Arzobispo Guisasola, conocida durante los siglos XVII y XVIII como calle de los Ángeles y que, en todo ese tiempo, según recoge otro ovetense esencial, José Ramón Tolivar Faes, con el nombre de Puerta Nueva se designaba a la actual calle de la Magdalena. En Arzobispo Guisasola se encontraba también el lugar conocido con el nombre de San Roque. Como cuenta Tolivar, el 23 de junio de 1831 se señaló el Campo de San Roque para trasladar, los jueves de cada semana, el mercado de vacuno que hasta entonces venía celebrándose en el Campo de los Patos, y cuando en 1878 se inauguró en San Roque un matadero municipal, adquirió la calle la característica vitalidad que habría de durar poco más de cien años pues el lugar fue totalmente arrasado en la guerra española. También el mercado de Todos los Santos encontró cobijo en San Lázaro y Pumarín. En fin. Ecos de una época en la que el comercio de ganado cobraba una relevancia especial, algo lógico en una sociedad en la que la ganadería tenía un peso importante en un concejo como el nuestro que contaba con una importantísima parte rural que, por fortuna, aunque en menor medida, aún conservamos. https://www.lne.es/oviedo/opinion/2022/11/07/feria-noviembre-78227789.html

No hay comentarios:

Publicar un comentario