Noche de ronda
Razones para oponerse al proyecto de circunvalación
Carlos Fernández Llaneza 17.08.2020
Curiosa asociación de ideas. Leo el pasado sábado en LA NUEVA ESPAÑA unas declaraciones del alcalde y, por obra y gracia de algún misterioso mecanismo, comienzo a tararear una canción de Agustín Lara. Qué cosas... El alcalde celebraba los avances de la Ronda Norte: "Se salda una deuda histórica". La Ronda Norte, de nuevo, como un latoso y cansino fantasma del pasado, reaparece. Como siempre, absoluto respeto a todas las opiniones, pero me parece un asunto tan preocupante que, aunque ya he hablado de él en varias ocasiones, aprovecho para reafirmar de nuevo lo que, a mi juicio, es obvio. Veamos: ¿Necesita Oviedo una Ronda Norte? No. Insisten tanto el Alcalde como Ignacio Cuesta en que Oviedo es una de las pocas ciudades que no cuenta con una circunvalación exterior. Falso. Ya tenemos la ronda exterior de La Bolgachina que canaliza todo el tráfico proveniente de León o del occidente hacia Gijón, Avilés o Santander. Luego ¿por qué ese interés en ignorar la realidad? ¿Hay alternativas para solucionar los problemas de tráfico de la zona oeste? Sí. Dotando a San Claudio de una conexión con la autovía A-63 que tienen a escasos metros. Construyendo un vial desde Las Campas a la glorieta de la Pixarra. Desdoblando el puente de Nicolás Soria. Ampliando la salida de Praos de la Fuente a la glorieta de Luis Oliver. Conectando Praos de la Fuente y Ciudad Naranco, a través una salida por el Fundoma, con la AS-II. Con estas actuaciones rápidas, sencillas y sin excesivo coste se podría dar una alternativa válida. Antes de meternos en una inversión multimillonaria, ¿no habría que dar una oportunidad a estas alternativas? Además, si la opción escogida en el hipotético caso de ejecutarse la Ronda Norte fuera un túnel desde Pando hasta Las Mazas, ¿por dónde y cómo accederían a este túnel los vecinos de Ciudad Naranco, Vallobín o La Florida? Por otra parte, estudios del Principado sobre el tráfico en el área central de Asturias concluyen que, en la próxima década, el tráfico descenderá un 40 por ciento. Sumado a esto, como demuestran estudios monitorizados por el Ayuntamiento de Oviedo, tres cuartas partes del tráfico generado en las zonas periféricas de la ciudad se dirige hacia el centro urbano. De poco serviría la ronda a estos conductores. Otro dato que no debemos soslayar es que cada vez menos jóvenes obtienen el carné de conducir: de 800.000 a 200.000 en los últimos diez años. El "Plan 0 emisiones" de la Unión Europea para 2050 también nos marca un futuro con menos coches y una movilidad más sostenible, potenciando el transporte público. Por tanto, seguir empecinándose en una infraestructura de tal magnitud me parece tan innecesario como temerario.
En recientes fechas, otro concejal, Javier Cuesta, declaraba que el equipo de gobierno de Oviedo tiene en el Naranco "un espacio de transición entre lo urbano y lo rural". Y así debería ser. Estoy totalmente de acuerdo con ese planteamiento. Pero conjugar eso con la Ronda Norte, un auténtico hachazo al monte, es soplar y sorber. Imposible La única deuda histórica pendiente de saldar es con nuestra emblemática Cuesta. No insistan en más infraestructuras innecesarias y apuesten por un desarrollo urbano sostenible. Ya lo dice la canción que me evocó la lectura de la información en LA NUEVA ESPAÑA: "Que las rondas no son buenas, que hacen daño, que dan penas, que se acaba por llorar".
https://www.lne.es/noticias-suscriptor/suscriptor/oviedo-opinion/2020/08/17/noche-ronda/2671824.html?fbclid=IwAR3SGmOqkQA6l8Ns1IM5bPzDs7FuX9XCgEOz9XdR6DJSqQVjd9XbGJUPo0s
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