De nuevo el Campo
La viejas reivindicaciones permanecen de actualidad
Carlos Fernández Llaneza 10.02.2020 | 00:49
"El Campo -una y mil veces es preciso decirlo- merece más dinero que el que hasta ahora se le viene concediendo. Son bastantes años de abandono y es preciso reparar todos los desperfectos que ha producido ese olvido".
Estarán de acuerdo conmigo en que este párrafo inicial es plenamente actual. Pues es de enero de 1965. Ya ven. Más de medio siglo y los ovetenses seguimos preocupados por nuestra añosa huerta franciscana que derivó en el Campo. Sin más calificativos. El Campo es importante por lo que es. Por lo que significa en la memoria colectiva ovetense. Y por lo que ha de ser en el futuro. ¿A que no parece que haya pasado más de medio siglo? El Campo es una parte de Oviedo absolutamente fundida en el corazón de los ovetenses. Y quien no lo haya entendido así mal va. Por tanto, no es de extrañar lo mucho que se ha escrito sobre él. Tal es el caso de un texto obra de Ramón Prieto Pazos y José Mª López Doriga en 1889 que, de alguna manera, sintetiza ese amor de los carbayones por su Campo:
"Hubiera querido pintarte en mejores días; allá cuando tus árboles vestidos de hojas no mostrasen esos brazos descarnados que acusan algo de muerte. Pero nada te importe. Siempre eres el mismo. Espléndido, hermoso, encanto de los que aquí vivimos y prenda querida que recuerdan con orgullo los ovetenses que residen lejos". En años del lejano siglo XIX, aquellos ovetenses añoraban tiempos de esplendores pasados y, en su decir, se traslucía un nostálgico respeto: "Los que hace años no te han visto te desconocerán seguramente. No puedo recordar cómo estabas a mediados de siglo, pero tengo noticias que no eras un modelo de fraile franciscano, pobre y menesteroso. Eras rico en lozanía y admiraba la frondosidad de tus robles, cargados de bellotas y el verdor de tus castaños, cuajados de erizos".
Y, claro, también confiaban en que la actuación municipal subsanase olvidos y omisiones y le diera el papel relevante y clave que merecía: "Ahora el ayuntamiento, mano de gato que te acicala, cuida más de ti persuadido de lo que vales y de que tienes perfecto derecho a exigir limpieza en los caminos, podas oportunas, plantío bien entendido, renovación de lo que muere, vigilancia que impida destrozos, piso sentado y fino en los paseos y que el agua de Fitoria salte gozosa por los surtidores de las fuentes".
¿Hemos tenido los ovetenses la sensibilidad necesaria para preservar el futuro del Campo? ¿Hemos tenido el coraje y la determinación para exigir a los responsables municipales el cuidado obligado? Parece que no. Y no deja de sorprenderme esa desidia.
Al igual que con el Naranco, nuestra indiferencia, nuestra tolerancia ante los desatinos, y nuestro silencio nos convierte en cómplices. Pero nunca es tarde. Aún estamos a tiempo de clamar por el futuro. De exigir que no se siga consintiendo todo en la herencia mágica y secular recibida por los ovetenses de hoy. Nuestra es la responsabilidad y la obligación de que los ovetenses que afronten la segunda mitad de este siglo XXI reciban en condiciones óptimas ese Campo que asombraba a propios y extraños en el siglo XIX, como era el caso de una mujer de militar que mucho mundo había visto y vivido: "En mi excursión por España he visto pocos paseos como éste que, sin temor a equivocarme, me atrevo a afirmar que los que no hayan visto lo que hay por esos mundos de Dios, mal pueden comprender que tienen un tesoro de gran valía en el hermoso Campo de San Francisco".
https://www.lne.es/noticias-suscriptor/suscriptor/oviedo-opinion/2020/02/10/nuevo-campo/2596471.html
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