Año nuevo, vida nueva
Una lista de deseos para 2019
Carlos Fernández Llaneza 31.12.2018
Tengo una imagen en este momento del año que, reconozco, puede resultar un tanto ingenua: hojas del almanaque que, en forma de barcos de papel, se dejan llevar por la corriente como aquellos inocentes corchos convertidos en fantásticos bajeles reguero abajo. Vamos, que el año se va. 365 páginas que hemos escrito con vida. A veces con trazo firme y recto; otras con caligrafía sinuosa? Porque eso es vivir: reír, tropezar; a veces caer. Levantarse, volver a tropezar. Soñar. Llorar. Esperar. Confiar. Decidir con aciertos y errores. Y, siempre, caminar. Constantemente mirando hacia adelante. Intentando ser, al menos, relativamente felices.
Mañana estrenamos un nuevo libro en blanco. Páginas vírgenes en las que confiamos ver plasmados nuestros más íntimos anhelos. Pero como estamos en la sección dedicada a Oviedo, voy a adelantar doce deseos que pediré con cada uva que coma esta noche para la ciudad que amo. Los que me reservo para mí y para los míos que, haberlos, los hay, irán compartidos que no es plan de comer 24 uvas. Hagan también ustedes su particular lista, ¿les parece?
Pues ya están las uvas dispuestas, ¿preparados? ¡Vamos allá!
¡Dong! Haya salud. Sin salud, nada de nada.
¡Dong! Armonía en aquellos que tienen la responsabilidad de gestionar lo común. En este 40º aniversario de la Constitución no estaría de más reivindicar ese generoso espíritu de concordia y entendimiento que la hizo posible.
¡Dong! Que el Oviedo suba a primera. La afición y la ciudad lo merecen.
¡Dong! Encauzar con bien los proyectos de la Vega, Santullano y del antiguo HUCA. Buena parte del Oviedo del futuro, un Oviedo sostenible, más humano y racional, está en juego.
¡Dong! ¡Ni una menos! ¡Basta! Que se acabe esa lacra de la violencia absurda y cruel contra las mujeres.
¡Dong! ¡Paz! Y no sólo me refiero a la ausencia de guerras. Decía Teresa de Calcuta que la paz comienza con una sonrisa así que, para empezar, ni un día sin sonreír. ¡Dong! Trabajo de calidad. Que la sombra del paro no se cierna sobre Oviedo.
¡Dong! Menos palabras y más hechos para el Naranco. ¡Pasemos de las musas al teatro! Un plan integral de una vez por todas para devolver el Naranco a los Ovetenses. No sigamos dándole la espalda.
¡Dong! Que el Campo San Francisco vuelva a ser ese corazón verde de la ciudad y luzca de nuevo flamante. Por supuesto, paseo de los Álamos, auténtica obra de arte de Antonio Suárez, incluido.
¡Dong! Aire limpio. Que en Oviedo, capital del supuesto "Paraíso Natural", podamos respirar a pleno pulmón sin preocuparnos de la calidad del aire.
¡Dong! Que los ovetenses seamos plenamente conscientes de que nos une mucho más de lo que nos separa. No podemos pedir a los políticos armonía, cordialidad y concordia si nosotros no somos capaces de hacer lo mismo.
¡Dong! La duodécima uva la dejo para que ustedes acompañen con ella el deseo que más les plazca.
¿Saben? Creo que en esta particular lista de deseos hay muchos que se repiten de año en año; una de dos, o somos un poco torpes a la hora de ponernos manos a la obra o nuestro espíritu de superación anda más bien flojo. Tal vez tenga razón Andrés Aberasturi al que ayer oí decir que lo único que cambia de año en año es el calendario. En cualquier caso, nunca hay que renunciar a mejorar. A pelear por una sociedad más justa. A soñar con la ciudad que nos gustaría vivir. Por construir, día a día, un Oviedo, sencillamente, mejor.
Año nuevo, vida nueva, ¿se apuntan?
Y, claro está, ¡feliz año!
https://www.lne.es/noticias-suscriptor/suscriptor/oviedo-opinion/2018/12/31/ano-nuevo-vida-nueva/2404307.html
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