Sidra ferruginosa
Las formas de ofrecer la bebida asturiana a lo largo de la historia
Carlos Fernández Llaneza 13.03.2017
Sidra ferruginosa
El programa de turismo de Asturias tiene como uno de sus pilares estratégicos la competitividad de la oferta turística asturiana, recogiendo la necesidad de impulsar la calidad diferencial de las empresas turísticas como estrategia competitiva (sí, ya lo sé, no se han enterado de nada; yo tampoco). El caso es que gracias a eso se ha creado el sello de "Sidrerías de Asturias, Calidad Natural". El Principado entregó el pasado mes de enero esta marca de calidad a veintiuna sidrerías asturianas, entre ellas, a siete de nuestra ciudad. Fue en un acto celebrado en Madrid en FITUR, la Feria de Turismo, quizá para retar a ese mal fario que siempre temimos de que la sidra, pasado el Pajares, puxarra.
Bueno, que la sidra de hoy en día "ta que estapina" nadie lo duda, pero, qué diría ¿si le ofrecieran sidra ferruginosa?
En el Almanaque de El Carbayón de 1897, se publicó un curioso anuncio que rezaba:
"Farmacia de Don José García Braga. Cimadevilla y Altamirano. Sidra Ferruginosa de Asturias.
En este establecimiento, montado a la altura de sus similares nacionales y extranjeros, encontrará el público, con la completa seguridad de origen y bondad en la preparación, los varios productos extranjeros de éxito más seguro y más recomendados por la ciencia médica. Se obtiene oxígeno puro y lavado, hielo (¿sería de los pozos del Naranco?); se preparan baños medicinales en sus diferentes formas, vino de quina ferruginoso (y dale con el ferruginoso), vino de quina (¿recuerdan el "Naturalmente, Quina San Clemente?) y cacao empleando en estos preparados cacao (no consta participación alguna del negrito del África tropical) y quina escogidos y vinos generosos puros; aceite de hígado de bacalao rodado y iodado-ferroso, ídem creosotado (si el normal sabía a rayos, éstos no quiero ni imaginar?), ídem emulsionado con hipofosfitos de cal y cuantos medicamentos especiales se pidan con la mayor brevedad, así como se practican análisis de orines, líquidos orgánicos (¡puag!)y cuantas operaciones se relacionen con la farmacia y la química.
Y se prepara la acreditada sidra ferruginosa".
Y ahí quería yo llegar. Parece ser que ésta estaba recomendada para pacientes anémicos y mujeres embarazadas, pero en dosis bajas: una botella diaria (¡cómo serían las altas dosis!)
Desde que Estrabón, allá por el 60 a.c., afirmara que los Astures consumían una bebida llamada "zhyto" (se supone que sidra), hasta hoy, pasando por los días del Oviedo del XIX o aquellas calendas en las que Pío Baroja, reportero entonces de la revista madrileña "Estampa", tras una visita a Oviedo a principios de los años 30, anotara en su diario: "Doy una vuelta por el Campo de San Francisco y me encuentro a un conocido que me lleva a una bodega donde me ofrece sidra echada en un vaso desde una altura de unos dos metros para que haga espuma. Me parece un ejercicio de prestidigitación", pues ya llovió. Imagino a quienes arrastrasen su anemia y alguna de las embarazadas locales al salir de la botica del Sr. García Braga exclamando eso de: "ta cantarina, tien buen vasu, pue bebese, espalma bien, ta cantarina, ta pistonuda, ta que escoña, como pa quedase, ye llambiona, pue rutiase y hasta ¡coño! ¡da pena mexala!
Si entre los lectores se encuentra alguien que padezca anemia o esté en estado de buena esperanza, por favor, no se me vayan a dar a la sidra. Este artículo no es de un medicamento. No siga lo dicho al pie de la letra y consulte a su médico o farmacéutico. Mejor le irá.
Bueno, que la sidra de hoy en día "ta que estapina" nadie lo duda, pero, qué diría ¿si le ofrecieran sidra ferruginosa?
En el Almanaque de El Carbayón de 1897, se publicó un curioso anuncio que rezaba:
"Farmacia de Don José García Braga. Cimadevilla y Altamirano. Sidra Ferruginosa de Asturias.
En este establecimiento, montado a la altura de sus similares nacionales y extranjeros, encontrará el público, con la completa seguridad de origen y bondad en la preparación, los varios productos extranjeros de éxito más seguro y más recomendados por la ciencia médica. Se obtiene oxígeno puro y lavado, hielo (¿sería de los pozos del Naranco?); se preparan baños medicinales en sus diferentes formas, vino de quina ferruginoso (y dale con el ferruginoso), vino de quina (¿recuerdan el "Naturalmente, Quina San Clemente?) y cacao empleando en estos preparados cacao (no consta participación alguna del negrito del África tropical) y quina escogidos y vinos generosos puros; aceite de hígado de bacalao rodado y iodado-ferroso, ídem creosotado (si el normal sabía a rayos, éstos no quiero ni imaginar?), ídem emulsionado con hipofosfitos de cal y cuantos medicamentos especiales se pidan con la mayor brevedad, así como se practican análisis de orines, líquidos orgánicos (¡puag!)y cuantas operaciones se relacionen con la farmacia y la química.
Y se prepara la acreditada sidra ferruginosa".
Y ahí quería yo llegar. Parece ser que ésta estaba recomendada para pacientes anémicos y mujeres embarazadas, pero en dosis bajas: una botella diaria (¡cómo serían las altas dosis!)
Desde que Estrabón, allá por el 60 a.c., afirmara que los Astures consumían una bebida llamada "zhyto" (se supone que sidra), hasta hoy, pasando por los días del Oviedo del XIX o aquellas calendas en las que Pío Baroja, reportero entonces de la revista madrileña "Estampa", tras una visita a Oviedo a principios de los años 30, anotara en su diario: "Doy una vuelta por el Campo de San Francisco y me encuentro a un conocido que me lleva a una bodega donde me ofrece sidra echada en un vaso desde una altura de unos dos metros para que haga espuma. Me parece un ejercicio de prestidigitación", pues ya llovió. Imagino a quienes arrastrasen su anemia y alguna de las embarazadas locales al salir de la botica del Sr. García Braga exclamando eso de: "ta cantarina, tien buen vasu, pue bebese, espalma bien, ta cantarina, ta pistonuda, ta que escoña, como pa quedase, ye llambiona, pue rutiase y hasta ¡coño! ¡da pena mexala!
Si entre los lectores se encuentra alguien que padezca anemia o esté en estado de buena esperanza, por favor, no se me vayan a dar a la sidra. Este artículo no es de un medicamento. No siga lo dicho al pie de la letra y consulte a su médico o farmacéutico. Mejor le irá.
http://suscriptor.lne.es/suscriptor/oviedo-opinion/2017/03/13/sidra-ferruginosa/2072116.html
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