El joyero Pedro Álvarez Miranda
Sobre la figura del orfebre ovetense que regentó locales en las calles Magdalena y Uría y participó en la restauración de la Cámara Santa
30.11.2015
Carlos Fernández Llaneza
Mañana estrenamos diciembre con la festividad de San Eloy, patrón de los joyeros. Ocasión propicia, por tanto, para traer a estas líneas a uno de los miembros destacados de este gremio: Pedro Álvarez. El pasado mes de junio, Cecilia Orejas presentó su tesis, dirigida por Yayoi Kawamura, profesora de arte de la Universidad de Oviedo, sobre este destacado orfebre por la que obtuvo la máxima calificación. Una aportación valiosa y necesaria a la variada bibliografía local. Tuve la oportunidad de conocer este trabajo y agradezco a Cecilia la información facilitada. Pedro Manuel Álvarez Miranda nació en Oviedo el día 7 de febrero de 1903, en el número 14 de la calle Magdalena; lugar en el que la familia regentó su primer establecimiento, denominado "Joyería y platería de Pedro Álvarez". La empresa había sido fundada en 1897 por Pedro Álvarez del Río quien, tras iniciar su actividad comercial como vendedor ambulante por la provincia, aceptó la propuesta de los sucesores del joyero leonés Ramón González Posada para establecerse en Oviedo. Hacia 1908 Pedro Álvarez del Río traslada su empresa al local del edificio de la plaza de la Escandalera, esquina con la calle Uría, y cuatro años después, al edificio de las calles Uría, 4 y Pelayo, 3 donde se instala también la familia.
Nacido en un ambiente joyero, Pedro Álvarez Miranda se inició muy pronto en el dibujo y la pintura, disciplinas en las que demostró una gran capacidad. Con 17 años, termina el Bachillerato con calificación de sobresaliente. Aunque alberga la intención de estudiar Arquitectura, su padre le pide que se quede en Oviedo trabajando en el negocio familiar. En ese mismo año ingresa en la Escuela de Artes e Industrias de Oviedo, donde recibe clases del escultor Víctor Hevia. En 1924 inicia su colaboración con el diario "Región" publicando diversas caricaturas. Es, asimismo, un gran aficionado a la papiroflexia, al cine y a la fotografía. Toda su formación, sus continuos viajes por Europa y sus estancias en la ciudad alemana de Phorzheim, una de las ciudades con mayor tradición joyera del mundo, sirvieron para que Pedro Álvarez consiguiera revolucionar el diseño de joyas en Asturias y en España. La importancia de su obra de diseño radica principalmente en la perfección técnica alcanzada en las ilustraciones de joyas civiles, que se traduce en la representación virtual de las piezas proyectadas.
Tras la Guerra Civil colaboró en el proceso de restauración del tesoro de la Catedral de Oviedo, cuya Cámara Santa había sido volada. La restauración se inicia en 1942 con motivo del milenario de la Cámara Santa. Años más tarde, tras el robo en 1977 de las joyas de la Cámara Santa, de nuevo se le asigna el proceso de restauración. Exclusivamente para tal fin se habilitó como taller el segundo piso del edificio número 3 de la calle Pelayo.
En opinión de Cecilia Orejas, el carácter emprendedor del padre y el renombre del establecimiento familiar eclipsaron, hasta ahora, la relevancia de su obra de dibujo e ilustración de joyas, tanto por calidad como por extensión. Pedro Álvarez Miranda falleció en Oviedo el 14 de diciembre de 1990, a los 87 años de edad. Figura singular del arte ovetense que bien merecería un reconocimiento institucional, como opina la autora de la tesis. Pues dicho queda.
http://suscriptor.lne.es/suscriptor/oviedo-opinion/2015/11/30/joyero-pedro-alvarez-miranda/1848831.html
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