El Otero
Manos por el Naranco
La importancia de reivindicar el monte ovetense
02.04.2014
Carlos Llaneza
Soy persona de escasas certezas inamovibles; las circunstancias mudan rápido y lo que ayer era de una manera hoy puede ser de otra, y hay que tener flexibilidad para adaptarse a los cambios continuos que exige la propia vida. Pero las que atesoro son férreas; entre ellas se encuentra desde hace muchos, muchos años una inmovible: la necesidad de recuperar y valorar en su justa medida el Naranco; darle el protagonismo que merece por derecho propio. La urgencia de trabajar en su regeneración y dejar a los futuros ovetenses un monte mucho mejor que el que veo cada mañana al levantar la persiana. Oviedo lleva demasiados años viviendo de espaldas al Naranco, cosa inmerecida e injusta, porque Oviedo no sería Oviedo sin él.
Valentín Andrés Álvarez, escritor moscón de la Generación del 27, escribió unas líneas que me parecen idóneas para definir esa esencia carbayona de nuestra "Cuesta": "Millares de siglos antes de existir Oviedo, el Naranco ya era ovetense... Cuando el hombre de Oviedo sintió viva y punzante su ansia de inmortalidad, se fue a la montaña, le dio una gran puñalada en un flanco y sacó de sus entrañas bloques de piedra; los bajó al poblado, y, con ellos, delicados artífices, llenos de fe, expresaron sus ansias inmortales en la filigrana magnífica de la Catedral. ¡Torre de la Catedral de Oviedo, mástil de la ciudad anclada a la orilla del Naranco! En ella, el espíritu de la ciudad encarnó en las entrañas de la sierra; en los nudos de sus filigranas de piedra está prendido lo inmortal con lo perecedero, lo eterno y lo vivo, la montaña y la ciudad. Es un trozo del Naranco, hecho ciudad para sentir la caricia de la vida, es un trozo de ciudad esculpido en pedazos del Naranco para calmar su ansia de inmortalidad".
En la mente de todos están los numerosos y graves problemas que cercan al Naranco. En muchas ocasiones he hablado sobre ello; pero, ahora, siento llegado el momento de pasar de las musas al teatro e intentar hacer algo para contribuir a que esa revalorización cuente con alguna mano más.
A un grupo de ovetenses que sentimos el Naranco como esencia vital nos pareció oportuno dar un pequeño paso adelante y crear un colectivo de reflexión, de debate, de generación de ideas y acciones, de reivindicación, que contribuya a mantener encendida, sumando junto con otros, la llama de la defensa del Naranco. En positivo. Nos une el amor por el monte y el profundo convencimiento de que un Naranco mucho mejor es posible. Sólo Oviedo y el Naranco.
Manos por el Naranco: ése es nuestro nombre. Y queremos que esas manos sean las de muchos ovetenses. Cuantos más, mejor.
Os invitamos a que os suméis al acto de nuestra presentación en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA, hoy, miércoles, a las ocho de la tarde.
"Es increíble que la naturaleza pida a gritos ayuda, pero más increíble es que nadie la escuche". Esa frase es una buena motivación. Que nuestra aportación contribuya a la mejora de ese espacio tan esencial de la propia ciudad y a poner oídos atentos a los gritos de ayuda, que, con sólo la voluntad de escuchar, se oyen, altos y claros, cada día, en el monte.
Oviedo es el Naranco y el Naranco es Oviedo.
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