martes, 25 de enero de 2022

LAS PEQUEÑAS COSAS

Las pequeñas cosas Las necesidades cotidianas de los vecinos y las obligaciones de las autoridades
24·01·22 Me gusta ver fotos del Oviedo de finales de los 60 y principios de los 70. Una ciudad, entonces para mí, a estrenar cada día y de la que brotan recuerdos un tanto evanescentes. Un Oviedo desdibujado en mi memoria por más que lo haya vivido. Aquella ciudad en la que todo era nuevo y que ahora, años después, descubro y conozco un poco más cada día, creciendo así mi pasión y, me atrevería a decir, amor por ella. Aquella ciudad era, como la mayoría, aún muy gris. Quedaba demasiado por hacer. Y gracias a muchos se hizo. Multitud de cosas han cambiado desde entonces. Pero otras, quiero creer, perduran. Una de esas características que subsiste, rasgo característico de los naturales de Vetusta, es nuestro sentido del humor. La “coña” ovetense. Para muestra, un botón: la foto de Vélez que ilustra estas líneas en la que unos ciudadanos soplan la vela de aniversario de un bache, supongo más longevo de lo deseable, en la calle Palacio Valdés; genio y figura. Tengo que recordar de nuevo el Vallobín de mi infancia, permítanmelo; tal vez, como dice la canción de las simples cosas que popularizó Chavela Vargas y Mercedes Sosa, “uno vuelve siempre a los viejos sitios donde amó la vida”. Calles de barro frecuente en invierno y polvo en verano a las que no resultaba extraño que algún taxista se negara a llevarte porque cada calle era, en sí misma, un inmenso bache. Las cosas, lógicamente, han cambiado mucho. Los ciudadanos somos exigentes y aunque no debemos obviar nuestras obligaciones, sabemos y debemos reclamar nuestros derechos. Y uno de esos derechos que la Administración municipal está obligada a satisfacer es el mantenimiento de calles, caminos y carreteras de su competencia en perfecto estado. Todos sabemos que el cumplimiento de esa obligación deja mucho que desear; de manera especial en la zona rural. Uno de los problemas frecuentes en muchas calles y carreteras son los baches que parecen tener vocación de eternizarse. Émulos del veterano hoyo protagonista de la foto de Vélez. Si tuviéramos modo de preguntar a los ovetenses seguro que obtendríamos una extensa nómina de baches, alguno con prestancia de imponente morlaco. Tengo el gusto de conocer varios por distintas calles y caminos de la ciudad. Para muestra un botón. Y una advertencia. Si transitan algún día por la carretera que une Ules con Llano y Llampaya o toman la desviación por Villamorsén hacia la Florida, vayan con cuidado. Pueden ser engullidos en algún momento. La asociación de vecinos “Peña del Naranco” lleva años reclamando el arreglo de esta carretera. Es una cuestión de seguridad. Y un deber de la Administración municipal hacia numerosos vecinos y visitantes que transitan por ella a diario. La política municipal es variada. Y es necesario pensar muy bien el futuro de muchos proyectos en los que nos jugamos buena parte de ese futuro. Pero también es la política de lo pequeño. Me quedó grabado de mis tiempos de edil, en una de las múltiples visitas que tuve la suerte de efectuar a la zona rural, que sus demandas eran un panel de madera para poner avisos y esquelas, limpiar las ortigas de la parada del autobús y desbrozar las cunetas en verano porque era casi imposible transitar por la carretera. Actuaciones mínimas que nada tienen que ver con grandes proyectos. Son las pequeñas cosas que, aunque simples, son fundamentales para conseguir el fin último de la dedicación de nuestros munícipes: que nuestra vida sea, cada día, un poco mejor. https://www.lne.es/oviedo/opinion/2022/01/24/pequenas-cosas-61886645.html

No hay comentarios:

Publicar un comentario