Aquella visita real
Cuando Alfonso XIII estrenó su reinado en 1902 con un viaje a Asturias
Carlos Fernández Llaneza 21.10.2019
Que Oviedo está de actualidad en estos días es innegable. Y que, independientemente de simpatías monárquicas, se ha escrito una página histórica con la visita de la Princesa de Asturias, también. Esta visita regia me hizo recordar la primera de su tatarabuelo: Alfonso León Fernando María Jaime Isidro Pascual Antonio de Borbón y Habsburgo Lorena (como para tener que poner el nombre en el DNI); vamos, Alfonso XIII. Había sido coronado en mayo de 1902 a los 16 años.
En agosto de ese mismo año comenzó una visita a su reino empezando por Asturias, por Covadonga, que como recogía "El Carbayón" es "su propia tierra". El 4 de agosto visitó Oviedo, alojándose en el Palacio del Conde de Toreno en la plaza de Porlier. El día anterior a su llegada, el alcalde, José García Braga, publicó un bando en el que hacía un llamamiento a los ovetenses para que recibieran multitudinaria y calurosamente a Su Majestad y a los príncipes de Asturias. Durante los días que permaneció en la ciudad visitó la Universidad, la Cámara Santa, el Campo San Francisco, el Regimiento Príncipe, la fábrica de la Vega y una excursión al Naranco para visitar los monumentos, cosa complicada en aquellos años en los que no había aún carretera alguna; la única manera de subir era a través de caminos nada fáciles para el monarca y su séquito, por lo que se optó por un peculiar medio que dio pie a una curiosa anécdota. El periódico "El Carbayón" nos narra la crónica:
"La comitiva siguió por diversas calles desde el Palacio del Conde de Toreno hasta el comienzo de la subida a San Pedro de los Arcos. Iba en primer término un carruaje con el alcalde D. José García Braga, varios particulares a los que seguían el de las reales personas, el del Sr. Gobernador y bastantes más con elementos de Palacio y otros particulares. La cuesta que da acceso a San Pedro de los Arcos la subieron todos a pie". A partir de ahí continuaron en el conocido como tren minero, construido por Fábrica de Mieres para trasladar el mineral de hierro del Naranco y que "había sido engalanado sencillamente pero con bastante gusto con telas de los colores nacionales. Para las personas reales se puso un cochecito cubierto con un ligero toldo negro; para el acompañamiento, como no había otra cosa mejor, plataformas y sencillos vagones que por cierto, fueron aprovechados, porque hasta en la máquina se colocaron bastantes personas". A las diez y media de la mañana, el pequeño tren, completó el recorrido desde las inmediaciones de San Pedro de los Arcos hasta el lugar denominado La Cruz, donde hizo una parada. Para alcanzar la carretera hay que cruzar "unos terrenos con gran pendiente, lo que resultaba en extremo trabajoso para los expedicionarios. Su Majestad resbalaba a menudo, como las demás personas reales y el acompañamiento. Por fin se venció el mal trecho y llegose a la carretera que por cierto, se encuentra en muy mal estado, para llegar pasadas las once a Santa María del Naranco".
Una anécdota para la historia. Si hoy la Princesa de Asturias quisiera subir a pie hasta los monumentos desde, por ejemplo, el aparcamiento -obligado para los visitantes a nuestro patrimonio mundial- no se crean que lo iba a tener mucho más fácil, porque, aprovecho la ocasión, los caminos de acceso están hechos un asco.
Hoy miramos aquella visita real al Naranco con una sonrisa. Dentro de un siglo, tal vez, nos mirarán con cierta incredulidad. Dicho queda.
https://www.lne.es/noticias-suscriptor/suscriptor/oviedo-opinion/2019/10/21/visita-real/2546413.html
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