lunes, 11 de abril de 2016

EL CASTRO DE MONTE ALTO

El Otero

El castro de Monte Alto

Los despropósitos contra el patrimonio histórico de la ciudad

11.04.2016 
Una imagen de Monte Alto.

"Despropósitos históricos de Oviedo"; bien podría ser también el título. O algo así. Los atentados que se han perpetrado contra nuestro patrimonio histórico a lo largo de los años, bien por desconocimiento, porque prevalecieran intereses contrarios a la preservación, o por lo que fuere, han ido dejando por el camino, cual pelos en la gatera de los siglos, una parte, nada desdeñable, de nuestra herencia cultural. Pero como hay que empezar por algún sitio, voy a referirme a uno de los castros que tuvimos en la ciudad, concretamente en Monte Alto. Y no era el único. En 2005, la ampliación de una cantera -para vergüenza de las autoridades municipales, autonómicas y del Consejo de Patrimonio que lo consintieron- se llevó por delante el denominado "Castiellu de Llagú", datado entre el s. VI a. c. y la época romana. En Fitoria se emplazaba el castro de La Cogolla; también pasó a mejor vida. Castillo en Cuyences, el Canto de la Torre en Paredes y así hasta dieciséis catalogados. Y en Monte Alto, en lo que hoy es el parque "Pura Tomás", se ubicaba el que nos ocupa. Cientos de veces pasé por allí en mi infancia con extremo cuidado de los doberman que, cual fieles cancerberos, guardaban la finca de Julián Rodríguez, sin tener la más remota idea de que estaba pisando, probablemente, una de las primeras zonas habitadas, mucho antes del 761, fecha tradicionalmente admitida como la de los inicios de la ciudad. No en vano "no es cosa dudosa, antes bien está notorio a muchos, como tú el sobredicho Máximo limpiaste y desmontaste antes de agora este lugar, que llaman Ovetao, y lo allanaste con tus esclavos estando áspero y fragoso sin que nadie lo poseyese y lo despojaste del monte que tenía", según traducción de Ambrosio de Morales del documento fundacional del Monasterio de San Vicente. 
Pero a lo que vamos. Monte Alto es un escalón o contrafuerte del borde inferior del Naranco, situado al Noroeste de Vallobín, a 312 metros de altitud y al sur de los monumentos prerrománicos de Santa María del Naranco y San Miguel de Liño. De hecho, se ha resaltado la importancia de este recinto por su cercanía a los monumentos y a una posible villa romana en el Naranco. El castro, por desgracia, totalmente desaparecido, se hallaba en la zona superior del contrafuerte y constaba de un recinto un poco ovalado de 72 metros de longitud Norte-Sur y 85 Este-Oeste. El recinto estaba protegido por un escarpe de 4 metros de altura, rodeado de un foso que se conservaba en el cuadrante Noroeste del castro. No existían restos visibles de construcciones, ni de la muralla o del parapeto que sin duda tuvo sobre el escarpe, al menos en el lado norte, frente al istmo que enlaza el contrafuerte con el monte. La ausencia de restos visibles de las antiguas construcciones, obedecería al aprovechamiento de la piedra de los mismos en las edificaciones posteriores del contorno o a que se trataba de un castro con empalizada y vivienda de madera. Es muy probable que se tratase de un castro-torre o de una torre de vigilancia que controlaba, dada su posición prominente sobre la ciudad, toda la cuenca ovetense y el paso de los caminos hacia Lucus Asturum y la ciudad romana de Gigia. Y todo esto lo sé, no porque haya hecho yo excavación alguna en el parque; no... sino gracias al gran trabajo y horas de estudio que hicieron en 1964 José Manuel González y Fernández Vallés, apodado cariñosamente por los que gozaron de su amistad en vida como "piedrina". Algún día habría que reivindicar y recopilar la ingente obra de este gran estudioso de nuestra historia antigua. 
Cuando paseen por el parque piensen que otros ojos, mucho antes que nosotros, disfrutaron también de ese soberbio paisaje que se desliza, plácido y armónico, hacia el horizonte montañoso que configura y circunda nuestra maravillosa Asturias Central.
http://suscriptor.lne.es/suscriptor/oviedo-opinion/2016/04/11/castro-monte-alto/1909682.html

1 comentario:

  1. Julián Rodríguez nunca tuvo doberman, sí tenía mastines y perros de caza.

    ResponderEliminar