Seamos capaces
La odisea urbana de las personas con movilidad reducida
14.03.2016
Carlos Fernández Llaneza
¿Se imaginan transitando tranquilamente por la calle y que al grito de ¡agua va! les vertieran desde una ventana cualquiera aguas menores (o no tan menores) por encima? ¿Y se figuran lo que supondría tener que estar acarreando agua desde la fuente hasta nuestros hogares para cubrir todas las necesidades domésticas diarias? ¿Cómo se sentirían si las noches urbanas se tornaran en negrura cual boca de lobo porque lo único que iluminara la ciudad fuera alguna que otra mortecina luz de gas? Usos anacrónicos felizmente superados. Hoy, las ciudades ofrecen servicios y prestaciones que se nos antojan tan irrenunciables como imprescindibles. Y así ha de ser. Algo bueno ha de tener el progreso. Sin embargo, me temo, la ciudad es, aun en este siglo XXI, hostil para muchas personas. Hay no pocos lugares que son, sencillamente, inaccesibles para personas con movilidad reducida. Y eso no debería ser así. Bordillos imposibles. Rampas escarpadas. Comercios infranqueables. Rebajes de aceras tramposos. Edificios públicos inexpugnables. Portales insuperables. Y por gracia y virtud de las graníticas bases de las decimonónicas farolas gabinianas que inundan la ciudad, aceras intransitables en muchas calles que a todo aquel que vaya en una silla de ruedas le obliga a invadir la calzada. En ocasiones son los conductores los que, aparcando encima de las aceras, impiden el tránsito normal en un gesto, cuanto menos, incívico. En fin, un auténtico rosario de trampas y obstáculos que sufren cada día muchos ovetenses. Bien podría mentar ahora a la Constitución Española, que proclama los derechos de los ciudadanos a disfrutar sin marginación alguna de servicios, formación, etc... Y que exige a las administraciones la provisión de los medios precisos para que ello sea posible, aunque bien sabemos que muchos derechos constitucionales son papel mojado. Podría citar también el Manual Europeo de Accesibilidad: "El entorno debe disponerse de modo que permita a todos desenvolverse igualmente y de la forma más independiente". Amplia es la legislación europea, estatal y autonómica que contempla medidas en pro de la promoción de la accesibilidad. A fin de cuentas, es indiscutible que, para una persona con movilidad reducida, la existencia de barreras que impidan el desarrollo de sus libertades supone una limitación en el ejercicio de sus derechos como ciudadano.
Pero, sin duda, la mejor legislación que podemos aplicar es la del sentido común.
¿Es Oviedo ejemplo y modelo de accesibilidad? A juzgar por lo expuesto en el reportaje que pudimos leer el pasado 5 de marzo en estas páginas de LA NUEVA ESPAÑA, parece que aún estamos lejos.
Qué bueno sería para Oviedo marcarse como objetivo y aspiración conseguir el "Premio Europeo de Accesibilidad" que reconoce a las ciudades dedicadas a ofrecer un entorno más accesible en todos los ámbitos promoviendo ciudades más accesibles e inclusivas.
Que todos tenemos el mismo derecho a transitar por una ciudad amable y abordable es obvio.
Y que una ciudad mejor siempre es posible, también. Seguro.
¡Seamos capaces!
http://suscriptor.lne.es/suscriptor/oviedo-opinion/2016/03/14/seamos-capaces/1896730.html
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