lunes, 28 de junio de 2021

POR SAN PEDRO, FIESTA

EL OTERO CARLOS FERNÁNDEZ LLANEZA Por San Pedro, fiesta Las celebraciones que antaño señalaban el inicio del verano 28·06·21 Oí muchas veces de pequeño un dicho que procuraba cumplir por si acaso: “Hasta que San Juan bendiga las aguas, no te puedes bañar”. Tampoco es que tuviéramos muchas opciones para darnos un chapuzón. Pero San Juan, además de bendecir aguas, marcaba el inicio del calendario estival. La tradición de la hoguera llegó para mí años después incluyendo salto y danza prima. Los apuntes no siempre los pude arrojar al fuego purificador por mor de que más de un año me tocó pasearlos durante el verano; qué le vamos a hacer. San Juan iniciaba, pero San Pedro le seguía los pasos días después. Y ahí vamos. San Pedro es parroquia antigua; probablemente, tanto como la propia ciudad. Pero su condición de parroquia “extramuros” la hizo pasar discretamente por nuestra historia común. Cuando se hablaba de parroquias de Oviedo siempre se citaba a San Tirso, San Juan, San Isidoro y Santa María de la Corte, pero no se solía nombrar a San Pedro o a Santullano. Antes de la iglesia actual, obra del arquitecto Luis Bellido de 1910, autor también de San Juan, 1915, hubo otra iglesia pequeña, de aire rural, con humilde espadaña y pórtico familiar pero orgullosa en su otero. A su vez, construida sobre otra antigua capilla de la que nada sabemos pero que se remonta, con toda seguridad, a época románico visigótica. El acueducto de los Pilares cambió su nombre a San Pedro de los Pilares durante un tiempo y, posteriormente, al actual de San Pedro de los Arcos. Muchos siglos siendo testigo de cómo la ciudad se estiraba a sus pies y con vocación urbana y rural a la vez, abarcando desde el Cristo hasta Pumarín. Durante siglos seguro que siempre se festejó al pescador de Cafarnaún en el mismo campo de la iglesia, pero, también hubo años en los que la fiesta se deslizaba por las laderas del otero. Consta en los álbumes de fiestas que, al menos entre 1950 y 1960, había festejos en Vallobín, barrio con marcado carácter ferroviario entonces, y en la Argañosa que, años más tarde, una vez desmembrado su territorio de San Pedro, celebraría la fiesta de San Pablo. Sabemos por los programas de aquellos años 50 que el día 28 ya había verbena con iluminación entre el puente sobre la vía y la última parada del tranvía, en las inmediaciones del “Gran Bar” cuyo propietario era uno de los principales organizadores. El día del patrono, misa con tambor y gaita más procesión desde la iglesia hasta el puente de la Argañosa. No faltaba el imprescindible reparto del bollu y el vino ni el partido de fútbol entre San Pedro y San Juan, así como concursos de llave y rana en Casa Julio. En una bolera sita en la primera travesía de la Argañosa tenía lugar concurso de bolos y, curioso, en 1953 tuvo lugar una becerrada en la plaza de Buenavista, así como una Gymkana motorista entre el puente y el Cine Roxy. Obviamente, de aquellas fiestas de San Pedro, nada puedo contar pues ni estaba ni se me esperaba. Viví otras, tiempo después, en la década de los 80, cuando un grupo de jóvenes ayudamos a veteranos dirigentes de la antigua Sociedad de Festejos de Ntra. Sra. de los Ángeles de Vallobín a recuperar la fiesta de San Pedro, pero esa es otra historia. https://www.lne.es/oviedo/opinion/2021/06/28/san-pedro-fiesta-54393283.html

lunes, 21 de junio de 2021

SORPRESA EN LA CAPILLA DE LOS VIGILES

EL OTERO CARLOS FERNÁNDEZ LLANEZA Sorpresa en la capilla de los Vigiles La aparición de una noticia sobre el “Titanic” durante la restauración del templo 21·06·21 Pueden estar seguros de que en cualquier rincón de la Catedral que visiten encontrarán algún detalle que merecerá la pena. Tantos siglos de historia han dejado un poso indeleble. No está de más recordar que en este 2021 celebramos la efeméride del mil doscientos aniversario de la consagración de la Sancta Ovetensis, una herencia de piedra, arte, cultura, fe e historia que ha enriquecido –¡y de qué manera!– nuestra ciudad. Por tanto, no es extraño que en cualquier vericueto de nuestro templo podamos encontrar alguna sorpresa. Voy a narrarles una. Sitúense en la capilla de los Vigiles. Esta capilla se encuentra en el mismo sitio en el que estaba la de los santos Fabián y Sebastián. Para el que fuera deán de la Catedral, José Cuesta: “Corresponde al primer periodo del barroco, por tanto es la primera de ese estilo y puede clasificarse en el Herreriano. Es sencilla, esbelta, sin duda, la mejor de las de la Catedral”. Esta capilla fue fundada por Juan Vigil de Quiñones, asturiano, canónigo de la catedral con la dignidad de Arcediano de Ribadeo, luego obispo de Valladolid y más tarde de Segovia. En su testamento dejó treinta mil ducados para construir la capilla donde debía ser sepultado. Fue encargada en 1627 al arquitecto Juan Naveda, sobre un modelo basado en el Panteón de Roma, con óculo abierto. Dada la climatología ovetense, finalmente se cubrió con una linterna. La obra, iniciada en 1628, sufrió notables retrasos y el traslado de los restos de Vigil, fallecido en Segovia en 1617, no se produjo hasta el 20 de marzo de 1640, tras la conclusión de la obra, en marzo, por los maestros Juan del Manzano y Fernando de la Huerta. En octubre del pasado año concluyó un proceso de restauración que, en cierto modo, se había iniciado hace dos décadas, solucionando el grave problema de humedades. Al inicio de las obras, los arqueólogos hallaron un muro de piedra con mortero calcáreo y diversos suelos de época medieval. Aunque alterados por la presencia de tumbas, todo apunta a que pudiera tratarse de vestigios de un templo prerrománico del siglo IX; concretamente, la iglesia de Santa María del Rey Casto. Aurelio de Llano, a comienzos del siglo XX, excavando en el interior de la capilla, encontró el cierre del Panteón. En 1999, otro arqueólogo, César García de Castro, aventuró que ese templo se hallaba en ese emplazamiento como así se confirmó. Pero este hallazgo, que a nadie sorprendió especialmente, no es la sorpresa a la que me refiero. Al margen de la propia historia de la capilla, interesante sin duda, vamos con la pequeña curiosidad que les anunciaba al principio. Durante el proceso de restauración tuvo lugar un hallazgo que llamó, sin duda, la atención: unas páginas de periódico. Es de suponer que, en algún momento, como suele ser usual en la colocación de la primera piedra de una construcción en la que se introducen en una especie de cápsula del tiempo periódicos del día, en algún momento de 1912 se hiciera lo mismo en la capilla. Y en esas páginas de 1912, muy deterioradas lógicamente por el paso del tiempo, se encuentra información, nada más y nada menos, que del hundimiento del “RMS Titanic”, una de las noticias más relevantes de aquellos años, que conmocionó al mundo y sigue generando atención aún hoy en día. Páginas de periódico que permanecieron aletargadas durante casi un siglo a la espera de ver, sorpresivamente, de nuevo la luz. Ya ven, una gran historia por sí misma, engarzada dentro de la historia de nuestro templo principal que, no alberguen duda alguna, guarda aún, celoso, muchos secretos por revelar.

lunes, 14 de junio de 2021

PÁGINAS DE OVIEDO

EL OTERO CARLOS FERNÁNDEZ LLANEZA Páginas de Oviedo La intensa relación de la ciudad con la literatura 14·06·21 Oviedo cuenta entre sus muchas virtudes la de ser ciudad que mantiene una idílica relación con los libros. Cuna de grandes escritores. Protagonista misma en muchas obras literarias: la Vetusta de Clarín. Pilares para Pérez de Ayala. Palacio Valdés creó Lancia. Carbayo para Carmen Ruiz Tilve. Fue y es solar de muchas y buenas bibliotecas. Y sede de multitud de librerías; algunas, lamentablemente, ya sólo permanecen en el recuerdo: La Escolar, Collada Internacional, Santa Teresa, La Carpeta, Ojanguren... Canella cita la de Juan Martínez en la plazuela de Riego, “que sigue con interés el movimiento bibliográfico de España” según sus palabras; la de Francisco Galán, en la calle San Juan, El Crédito literario, en San Antonio, la de Damián Lavandera y las de Pumares y Rosell en la calle del Sol. Y, cómo no, por tanto, de grandes libreros que, con sus consejos y recomendaciones, casi sin darse cuenta, daban cumplimiento a la creencia del escritor francés Marcel Prévost: “El hallazgo afortunado de un buen libro puede cambiar un alma”. Imposible no recordar en este momento a Conchita Quirós y a Alberto Polledo. Tantos son los libros que adoptan Oviedo como protagonista que, no en vano, merece adecuadamente el calificativo de la “bien novelada”. Así pues, hay una relación, grata, consolidada, un tanto pasional y firme que viene de antiguo entre escritores, libreros y lectores que, en muchos casos, cuenta con la propia ciudad como protagonista. Por tanto, me alegra especialmente ver que ese punto de encuentro en el que se ha convertido LibrOviedo, máxime tras el obligado parón del año pasado, vuelve a abrir sus páginas; por cierto, no sin un gran esfuerzo por parte de nuestros libreros. Un puñado de ellos, en 1993, considerando que “Oviedo estaba fuera del mapa de las ferias de los libros y que había que agitar a la ciudadanía y al Ayuntamiento”, dieron el paso necesario para que esta feria se convierta durante unos días en un auténtico foro en torno a los libros. Lo han conseguido. Con nota. Pese a crisis económicas, competencia digital, caída de lectores, pirateo o pandemias, el libro, resiste. Me alegro. Porque los libros no son asunto menor. El pasado viernes, en la inauguración, la presidenta de los libreros de Oviedo, Mar Prieto, citó una frase de Emilio Lledó; me pareció preciosa y viene muy a cuento con lo que hoy intento trasmitirles: “El libro es, sobre todo, un recipiente donde reposa el tiempo. Una prodigiosa trampa con la que la inteligencia y la sensibilidad humana vencieron esa condición efímera, fluyente, que llevaba la experiencia del vivir hacia la nada del olvido”. Para un servidor, escribidor que se asoma cada semana a esta ventana procurando brindarles un trocín de Oviedo, es un honor poder compartir un rato charlando con ustedes de este Oviedo que nos une y ocupa. Hoy, a las siete, si tienen a bien, nos vemos en LibrOviedo. Porque, al menos para mí, como bien dice Evaristo Arce en ese libro esencial que es “Oviedo y los ovetenses”, “el caso es hablar de Oviedo, escribir de Oviedo. Esa es la cuestión”. Y compartirlo con ustedes, créanme, un placer. Si es en directo, aún mejor. Citando de nuevo a Mar, “en LibrOviedo reposan sus futuras lecturas. Pasen, lean y disfruten”.

domingo, 6 de junio de 2021

CIUDAD Y MEDIO AMBIENTE

EL OTERO


Ciudad y medio ambiente


El cambio climático tendrá efectos mucho peores que la pandemia en opinión de muchos expertos. Es posible que la lucha contra sus consecuencias suponga uno de los mayores retos a los que se tenga que enfrentar la humanidad. Preocupante. En 1972, las Naciones Unidas, con motivo de la Conferencia de Estocolmo sobre Medio Ambiente, estableció el 5 de junio como el “Día Mundial del Medio Ambiente” con el interés de examinar la situación ambiental y fomentar una alerta mundial en este campo a la vez que se pretendía incrementar la acción política. Solemos hacer poco caso a la mayoría de “Días Mundiales” pero, en esta ocasión, por la cuenta que nos trae, debería interesarnos. Dado que el espacio que nos ocupa es Oviedo, la pregunta que me hago y que, como siempre, comparto con ustedes, es: ¿qué podemos hacer desde la ciudad para mejorar nuestro entorno y contribuir a minimizar ese impacto de indeseables consecuencias? Pues seguro que si planteáramos una lluvia de ideas saldrían muchas. Anoto algunas: 

- Convocatoria el Consejo Municipal de Medio Ambiente, foro que, seguro, puede aportar mucho. 

- Fomento y potenciación del transporte público y que éste sea eficaz y eficiente. La reciente incorporación de un autobús de hidrógeno es el camino a seguir. 

- No nos olvidemos del tren. FEVE tienen tanto que mejorar como mucho podría aportar. 

- Electrificación de los vehículos municipales. Afortunadamente, cada vez son más. 

- Sustitución de las ineficientes luminarias de farolas decimonónicas con las que irresponsablemente se sembró la ciudad por otras mucho más adecuadas. 

- La recogida selectiva de basuras es un ejemplo y debería de incentivarse para incrementar el volumen de reciclaje doméstico. Asimismo, es loable la recogida de basura orgánica en cada portal. 

- Sacar el tráfico del centro de la ciudad también debe ser prioritario; hay que pensar y diseñar la ciudad del futuro dando preferencia al peatón sobre los coches. Por el bien de todos espero que acierten con la entrada de Santullano aunque ni entiendo ni comparto que un proyecto como “Bosque y Valle” acabase en la papelera. 

- Favorecer la colocación de paneles solares en viviendas e instalaciones municipales. 

- Ningún núcleo rural sin saneamiento. 

- Incremento de la plantación de arbolado en calles y parques donde lo permita el espacio disponible. 

- Creación del anillo verde como un auténtico perímetro natural que comunique la ciudad con su entorno verde. Ha de ser un proyecto ambicioso y con miras de futuro. 

- Las campañas educativas para el fomento del consumo responsable y sostenible también han de figurar en la agenda municipal. 

- Revisión de las calderas de calefacción central de comunidades; hay algunas todavía de carbón que deberían ser sustituidas. 

- Implantación de carriles específicos para potenciar el uso de la bicicleta. 

- Gestión de las grandes zonas verdes con especies autóctonas que contribuyan a mantener el ecosistema; por cierto, ¿es necesario en los grandes parques periurbanos segar toda la superficie del parque? En los prados allí existentes podemos encontrar más de cuarenta especies de plantas propias de estas comunidades herbáceas, todo un ecosistema que se debe mantener y conservar. 

- Por supuesto, un plan forestal para el Naranco con sustitución de los eucaliptos por especies autóctonas a valorar según exposición, el sustrato o la orientación. 

- Descartar definitivamente proyectos como la Ronda Norte: innecesaria, anacrónica e inasumible desde el punto de vista económico y medioambiental y que puede tener alternativas realizables y más económicas. Oviedo ya cuenta con una ronda exterior. 

Y, sobre todo, pensemos que todos somos responsables de mejorar nuestras conductas como ciudadanos y consumidores en nuestros hogares. Cada día. Cada hora. Sin esa responsabilidad nada se podrá hacer. No le demos la razón a Víctor Hugo a quien producía una inmensa tristeza pensar que la naturaleza habla mientras el género humano no la escucha.

https://www.lne.es/oviedo/opinion/2021/06/06/ciudad-medio-ambiente-52667212.html