lunes, 26 de septiembre de 2016

EL ESTANCO DEL MEDIO Y DE ATRÁS

El Otero

El estanco del medio y de atrás

La poco conocida historia de algunos lugares de la ciudad

26.09.2016 
El estanco del medio y de atrás
El estanco del medio y de atrás
Son estas líneas de hoy fruto de un ejercicio que me place: jugar con la imaginación. Soñar con un Oviedo que ya no existe ¿Cómo sería aquel Oviedo anterior a todo lo conocido? Imaginar momentos y lugares que ni siquiera han perdurado en foto alguna. Tiempos con una realidad urbana totalmente desconocida. Zonas que hoy serían completamente irreconocibles. Y en estas, de vez en cuando, se te cruza algún texto, alguna página volandera que alimenta esa curiosidad insaciable y te lleva en a fantasear con escenarios que hoy son, sencillamente, imposibles. Y así me pasó hace días cuando hablando de la calle de Covadonga se cruzó de nuevo en mi camino la denominación "Estanco del Medio". No era la primera vez. Así que vamos a profundizar un poco más e intentar descubrir un paisaje en el que no era difícil encontrar, dentro de la propia ciudad, charcas o lagunas; no en vano, ¿qué era el Fontán más que una laguna? Para saciar esta curiosidad recurro a la obra de Jesús Antonio Pérez González "El barrio de Uría en Oviedo" (1977). También, cómo no, a Tolivar Faes y a su obra imprescindible sobre nombres de las calles ovetenses. Y así descubro que sobre las actuales calles de Covadonga y de Caveda, conocidas en tiempos como "Estanco del Medio" y "Estanco de Atrás" respectivamente, existía a mediados del siglo XIX un pequeño barrio obrero, casi rural. El origen de ese topónimo vendría de los remansos de las aguas venidas del Campo San Francisco y de los desagües de la ciudad, aguas que pasando por el pontón de la Galera (zona de la actual plaza de la Escandalera), seguían por la huerta del Convento de Santa Clara para remansar primero en el "Estanco del Medio" y luego en el "Estanco de Atrás". Sería, por tanto, una corrupción de la palabra "estanque". 
El 28 de mayo de 1877 el ayuntamiento acuerda que la calle "Estanco de Atrás" pase a llevar el nombre de "Caveda", en memoria de José Caveda y Nava. El 7 de agosto de 1869 se le otorgó el nombre de "Covadonga" a la conocida hasta entonces como "Estanco del Medio". 
Los nombres de Estanco de Atrás, Nuevo o Estanco de abajo no son ninguna novedad en el Oviedo del XIX. En un documento del 1 noviembre de 1286 aparece ya esta denominación. Por supuesto, en siglos posteriores se encuentran con facilidad numerosas referencias más. 
En otra obra imprescindible para conocer nuestra ciudad, "El libro de Oviedo" de Fermín Canella, también encontramos información sobre la zona: "Aquellos vecinos, generalmente labradores, echaban narbaso y otros rastrojos a ambos estanques que se quitaron en 1824 y antes se salvaban con un tránsito especial para la gente de a pie. Las mujeres del Estanco de Atrás se dedicaron con preferencia a amasar y vender boroña, por lo que se las llamaba "boroñeras" y "fariñeras", mote del que no se libró ni el San Bernabé de la capilla. Por eso se le cantaban estas giraldillas: Fariñines del Estanco / non bajéis a la Noceda / que vos la tienen jurada / les de la calle la Vega." 
En el próximo paseo urbano que nos lleve por Caveda o Covadonga, cerremos los ojos un segundo e intentemos imaginar aquel Oviedo tan distinto aunque, quizá, no tan distante.
http://suscriptor.lne.es/suscriptor/oviedo-opinion/2016/09/26/estanco-medio/1988985.html

lunes, 19 de septiembre de 2016

VEINTICINCO AÑOS SIN TINO CASAL

El Otero

Veinticinco años sin Tino Casal

Sobre la trágica muerte en accidente de tráfico del artista de Tudela Veguín

19.09.2016
Veinticinco años sin Tino Casal
Veinticinco años sin Tino Casal
Fue en la amanecida del 22 de septiembre de 1991. Cerca del madrileño Puente de los Franceses. Un fatídico descuido y un choque contra una farola. Tres ocupantes heridos leves y un fallecido: el ovetense de Tudela Veguín José Celestino Casal Álvarez, Tino Casal. Contaba 41 años. En este tiempo había conseguido convertirse en uno de los más singulares intérpretes en aquellos años de eclosión musical que vinieron en llamarse "la movida". Sin duda Tino Casal fue un artista original. Me atrevería a decir que rompedor. Y mucho. Gerardo Quintana, autor de su biografía "Más allá del embrujo", juzga que Tino Casal se había adelantado tanto a su tiempo que aún no ha podido ser valorado en su justa medida. No era fácil lograrse un hueco pero él lo consiguió y, quizá, su temprana desaparición lo haya llevado a convertirse en un mito. Veinticinco años después de su muerte su obra sigue vigente y fresca. Viva. Se reeditan sus discos y se hacen conciertos homenaje, como el tributo que en las fiestas de San Mateo, el día 20, le rendirán Loquillo, "Los Secretos" y la orquesta "Assia". También será profeta en su tierra. El 30 de septiembre y 1 de octubre, en su localidad natal, tendrá lugar un coloquio en el que se hará un repaso por su obra musical y artística. Al día siguiente la banda de música "Ciudad de Oviedo" ofrecerá un concierto en el que interpretará varios de sus temas. 
Sus inicios, como tantos otros, en orquestas recorriendo pueblos de fiesta en fiesta. La primera "Los Zafiros Negros" siendo aún un adolescente. Luego vinieron "Los Archiduques", uno de los principales grupos de los sesenta en Asturias. Tino Casal se incorporó en 1967 por casualidad al sustituir al cantante que estaba enfermo. Con ellos llegó a grabar tres discos. El tema "Lamento de gaitas", obtuvo un gran éxito. Por cierto, el videoclip que realizaron para promocionar el tema fue grabado en Santa María del Naranco y no tiene desperdicio. Se lo recomiendo. 
Pero como él mismo llegó a decir: "Con los Archiduques todo se reducía a ir a un sitio, tocar y cobrar". Incompatible, me temo, con su forma de ser y de entender la música. Por eso a nadie debió de sorprender su marcha a Londres en el inicio de los setenta. Un nuevo mundo se abre ante sus ojos. Un mundo dominado entonces por los Beatles y Rolling Stones y donde descubre a David Bowie y, con él, una nueva corriente musical, el "glam rock" con una estética inspirada en los travestis neoyorquinos. Plataformas, plumas, colorido y lentejuelas que deslumbraron a un joven Tino Casal. Estilos techno y new romantic de los que se empapó. 
En 1977 regresa a España e inicia una nueva etapa de éxito que, supongo, será suficientemente recordada en estos días. 
El amanecer del 22 de septiembre de 1991 puso punto final a su carrera. Un artista divertido, singular, único, con un gran talento interpretativo y una gran voz. Compositor, pintor, escultor. Transgresor en sus formas; no en vano él decía: "Me odian porque me he adelantado con la chaqueta que ellos pensaban ponerse". 
Murió la persona pero su música vivirá para siempre. 
Es el legado de los genios.
http://www.lne.es/oviedo/2016/09/19/veinticinco-anos-tino-casal/1985610.html

lunes, 12 de septiembre de 2016

PIQUÑINA, GALANA Y ALGO CARBAYONA

El Otero

Piquiñina, galana y algo carbayona

La presencia de la Virgen de Covadonga en Oviedo

12.09.2016 
Imagen de la Santina en la parte trasera del Hospital Monte Naranco.

Vamos ya mediando septiembre. Para la historia quedan los días en los que Oviedo, en verano, quedaba sumida en la calma chicha del estío. Afortunadamente, hoy las cosas han cambiado. Con datos del año pasado, Oviedo batió su récord recibiendo en agosto casi medio millón de visitantes, consolidándose como líder en Asturias. Buen preludio para un mes, septiembre, que en Oviedo es sinónimo de fiesta. Y la mecha la encendió, como cada año, el Centro Asturiano. Juan José Tuñón, abad de Covadonga, decía en su magnífico pregón: "En Covadonga late el corazón de Asturias"; yo me atrevería a decir que, en cierta forma, también en el Naranco late el corazón de todos los ovetenses. Y desde ese Naranco, que también en palabras de Tuñón, "resplandece en estos días con las luces del monte Auseva", se preludia el calendario festivo local. 
La presencia de Covadonga se irradia por Asturias como si ésta fuera una inmensa red capilar y raro será que haya ciudad, villa o pueblo en que Covadonga, de una u otra forma, no se haga presente. En Oviedo, por supuesto, no podría ser de otra manera. En el Centro Asturiano, donde confluyen casi 18.000 ovetenses, su presencia es notable. Un club que hunde sus raíces en Cuba, cuando el 13 de febrero de 1928 el Centro Asturiano de la capital cubana crea una Delegación en Oviedo, que llamará Delegación del Centro Asturiano de La Habana y cuya finalidad será la de "proporcionar a los asociados asistencia en sus enfermedades y lícito recreo en su casa social". Desde aquellos cubanos, antes y después, allá donde iba un asturiano, trascendiendo sentimientos políticos o religiosos, iba la Santina. Tuve la fortuna de conocer el Centro Asturiano de México y el de Buenos Aires, y confieso que emociona ver allí la imagen de nuestra Santina tan respetada y querida por esos asturianos que ya tienen, para siempre, su corazón partido. 
En San Esteban de la Cruces encontramos el núcleo de Covadonga, con capilla a la vera de la carretera de donde surge la "Ruta de las Peregrinaciones" (GR105), que por caminos de media montaña y pueblos del interior conduce hasta la Santa Cueva. 
Asimismo, cuenta la capital, desde 1972, con parroquia bajo la advocación de Covadonga, desmembrada en su día de la de San Julián de los Prados. Dado que no disponía de templo propio en sus primeros años, utilizaba la capilla del entonces hospital psiquiátrico, capilla que hoy, dado su notable deterioro, vuelve a estar de actualidad. En 1979 la parroquia inauguró su actual templo. 
Cómo no recordar la Residencia Sanitaria Nuestra Señora de Covadonga, obra de Fernando García Mercadal, e inaugurada el 29 de noviembre de 1961. La capilla contaba con un fantástico mural y mosaicos de Antonio Suárez. 
Y, por supuesto, la calle Covadonga. Otorgado el nombre por acuerdo plenario del 7 de agosto de 1869, hasta ese momento era conocida como calle del "Estanco del medio". En esta calle, en el número 31, se colocaron a mediados del siglo pasado unos azulejos con la estampa de la Virgen de Covadonga y aún hoy se conserva una pequeña hornacina. Por tal motivo, cuentan las crónicas de la época que esta calle celebró como ninguna otra la visita de la Santina a la ciudad en junio de 1951. 
Esta visita fue, precisamente, la que motivó a declarar a la Santina "Huésped de Honor" y dedicarle, coincidiendo con su festividad, "flores de las que al efecto habrán de ser cultivadas en el lugar que se denominará Jardines de la Virgen de Covadonga". Y ahí siguen, en el corazón de nuestro Campo, donde se ubica el "palomar", en cuya pared externa hay un mosaico de azulejos policromados con la imagen de la Santina. 
Y para los que crecimos en el Vallobín de los setenta, era frecuente acercarnos a los pinares anejos al entonces Sanatorio Antituberculoso. Allí se hallaba, en la trasera del hoy Hospital Monte Naranco, una curiosa construcción de piedra, a modo de una pequeña gruta, que acogía una imagen de Covadonga. Siempre rodeada de flores y velas, ofrendas de los enfermos. Allí sigue, repintada desde hace pocos meses, para quién quiera acercarse a visitarla. 
En fin, que ye piquiñina y galana, sí, y también, por qué no, un poco carbayona.
http://suscriptor.lne.es/suscriptor/oviedo-opinion/2016/09/12/piquinina-galana-carbayona/1982378.html

IMÁGENES DE USAR Y TIRAR

El Otero

Imágenes de usar y tirar

El drama de los niños refugiados y su caída en el olvido

05.09.2016
Imágenes de usar y tirar
Imágenes de usar y tirar
Levantamos de nuevo la persiana de nuestra ventana desde la que nos asomamos, cada semana, al latir de nuestra ciudad. Una ventana abierta a la cotidianidad que nos toca vivir aunque, en ocasiones, trascendamos lo local. Y, a veces, para darnos de bruces con una realidad oscura, irritante, enojosa. Hace un año retomaba estás líneas, en esta época eminentemente festiva y alegre en Oviedo, con la amargura, impotencia, tristeza y rabia que me producía -y a la que no pude abstraerme- aquella imagen del pequeño Aylan varado en las costas de la desesperación. Tumbado -juguete roto- en la arena fría de una Europa hosca e insensible. Un año después, ¿de qué sirvió la desgarradora foto de Aylan? Un pequeño que podría ser cualquiera de nuestros niños y que, como un hiriente latigazo, zarandeó nuestras conciencias con esa capacidad de conmoción que tienen algunas imágenes capaces, por sí solas, de convertirse en icónicas. Los líderes europeos hablaban de "tragedia". Decían sentirse "profundamente conmovidos". Anunciaban la "asunción inmediata de medidas". Palabras vacías. Estériles. Inútiles. Igual que la marea, como millones de lágrimas, borró las marcas de Aylan sobre la arena doliente, el tiempo se llevó las buenas intenciones de nuestros ínclitos dirigentes. Un año después, cuatrocientos veintitrés niños más tampoco llegaron a las costas de la esperanza. El mar se tragó todos sus futuros. Otros miles se esfuman entre inmundas manos rebosantes de inquina y obscenidad. Mientras tanto las mafias siguen haciendo negocio. Las bombas siguen arrasando Siria. Pero ojos que no ven... 
Y este verano llegó otra foto. Otro niño: Omran Daqnish. Un rostro ceniciento en medio del naranja intenso del sillón de la ambulancia que le acogía y del que sus piernas, magulladas y descalzas, apenas sobresalían. Una mirada perdida. Ausente. Derrotada. Sin lágrimas. Sin comprender. Una mirada que bien podría ser la de los más de ocho millones de niños sirios que, según Unicef, precisan ayuda. Una mirada que grita ¿por qué? Su corta vida, cinco años, sólo ha sido guerra y dolor. ¿Y qué opciones tienen? Si intentan huir del apocalipsis, acabar encallados en el infierno de un viaje a ninguna parte. Si se quedan, sucumbir ante las bombas del odio y la inacción frente a la barbarie. Cara y cruz de una moneda truculenta. Quizá tendría que pedir perdón a Aylan y a Omran. Perdón porque occidente, ese occidente del que formo parte os ha robado la infancia. Os ha secuestrado el futuro. Os ha borrado la sonrisa. Os ha desvalijado vuestras oportunidades. Perdón porque ningún gobierno ha sido capaz de parar esta diabólica sinrazón. Perdón porque no hemos sabido ser tierra de acogida. Perdón porque no sé qué hacer para vencer la indiferencia ni cómo evitar el peor de los pecados: la omisión. 
La vida sigue, claro que sigue, ¡tiene que seguir! Con nuestras fiestas, con nuestra vida, con nuestras esperanzas y con nuestra legítima e inquebrantable voluntad de construir una Asturias mejor y un Oviedo del que, todos, nos sintamos orgullosos. Pero ojalá encontrara la piedra filosofal con la que, sea como fuere, no sólo no me olvide de esos pequeños, sino que hallara la forma de que mis manos sean útiles y necesarias y las imágenes de Aylan y Omran no sean, una vez más, imágenes condenadas al olvido. Imágenes, simplemente, de usar y tirar.
http://suscriptor.lne.es/suscriptor/oviedo-opinion/2016/09/05/imagenes-tirar/1979326.html